El Lúpulo ya nace en Quintana

Fuente: Diario Noticias Álava
Pablo José Perez

UNA JOVEN PAREJA COMENZÓ EN 2019 CON UNA VEINTENA DE PLANTAS Y ESPERAN LLEGAR A LAS CINCO HECTÁREAS PARA 2026

Al amparo del parque de Izki, en la localidad de Quintana, dos jóvenes han logrado poner en marcha una explotación de lúpulo, Lúpulo de Kintana, que, ante los buenos resultados que están obteniendo, ya planean ampliar tras acertar con las variedades que mejor se dan en ese lugar.

Paula Romero, gaditana, y su pareja Gonzalo Eguíluz, nacido en Quintana, comenzaron esta aventura como un experimento para valorar la posibilidad de dedicarse a ello en cuerpo y alma y, de momento, han logrado el primer premio del programa Explorer de Álava Emprende. Para ese certamen se seleccionaron una decena de iniciativas y durante los tres meses que ha durado la edición todos ellos han contado con el apoyo y asesoramiento de todo tipo de personas.

Desde las técnicas de BIC Araba y los mentores de SECOT Álava hasta personal de la Universidad de Deusto. Todos recibieron también la visita de antiguos participantes del programa como Naia Espinosa de Dryfing, Mario Alonso de Andromeda Moto, Jokin Fernández de ELCAVI o Clara Gómez de 3D Surgical Technologies. Además, los participantes aprendieron a realizar proyecciones financieras, inversiones y su financiación de la mano de los mentores de SECOT Álava, Javier Picado e Iñaki Jimenez Fernandez de Retana.
Finalmente, Paula y Gonzalo lograron hacerse con el primer premio.

Cuenta Paula que «nosotros estamos en Quintana porque mi pareja es de aquí, ya que su familia es del pueblo de toda la vida y allí tiene una casa. Habitualmente hemos ido de vacaciones o a pasar el fin de semana, a cuidar la huerta, pero queríamos probar algo nuevo. Y como él viaja mucho por trabajo, fue en estos viajes donde observó que en Estados Unidos había una gran cantidad de plantaciones de lúpulo. Y nos fijamos especialmente porque los dos somos muy aficionados a la cerveza artesana«.

Ese conocimiento sirvió para dar un paso adelante e «investigando un poco en ese mundo vimos cómo se elaboraba la cerveza y que uno de los ingredientes necesarios, que se necesitan, es el lúpulo». De esta manera se pusieron a estudiar sobre esa planta y su cultivo y «decidimos poner unas plantas para probar a ver cómo se deban en Quintana», recuerdan ambos.

Comenzaron en 2019, cuando una vecina de Quintana les ofreció unas tierras, en las cuáles tomaron la decisión de sembrar alguna planta de lúpulo para ver qué variedades se daban mejor. «Al principio pusimos veinte plantas en modo tipi, diez en cada sitio y vinos que tres de ellas eran las que mejor se adaptaban».

Regresaron al proyecto en la temporada siguiente y para ello eligieron plantas de las tres variedades que mejor se habían dado en Quintana y añadieron algunas plantas más. En total fueron 60 plantas. Ese fue el momento en el que pagaron el peaje de los novatos y la falta de recursos, ya que habían colocado postes de PVC: «A causa de la climatología se estropearon algunos aunque, afortunadamente, logramos salvar la producción». Viendo que «nos gustaba, que ese cultivo nos llamaba mucho la atención y que queríamos meternos un poco más en ello, invertimos dinero y pusimos postes de madera, que es como ahora mismo lo tenemos«, añade Paula.

De esta manera, de la pequeña superficie dedicada inicialmente, ahora quieren abarcar una hectárea. Mantienen las sesenta plantas y van a añadir otras cincuenta «en las que habrá variedades nuevas para probar y ver qué tal se adaptan al entorno», ya que si dan buen resultado llenarán la hectárea con las plantas más resistentes y productoras. De momento, Paula y Gonzalo mantienen ese cultivo como una actividad paralela, ya que los dos siguen con sus trabajos.

El objetivo que tienen es llegar en cinco años a una superficie de tres hectáreas y media, pero deben esperar un poco «porque meternos en esa superficie requiere de muchas inversiones en la instalación. Entrar es este cultivo es bastante caro. Lo iremos haciendo poco a poco» expresan cautelosos.

PLANES DE CRECIMIENTO Por ello empiezan con una hectárea y año tras año «iremos ampliando, porque este no es cultivo fácil, sino que tienes que estar muy pendiente y no es el mismo trabajo cuidar de sesenta plantas que de casi 2.000 que son las que pueden entrar en el proyecto que tenemos». Sobre todo teniendo en cuenta que ellos no tenían experiencia de trabajo en el campo: Gonzalo es electricista y Paula es camarera, pero ella está en estos momentos formándose a través del programa Gaztenek para poder realizar este tipo de actividad.

Pero lo cierto es que con ganas y entusiasmo se logran los objetivos, y en este momento «ya tenemos producción, la de este año, que hemos mandado a analizar. Estamos a la espera de esos resultados y de comprobar si se ha secado bien para poderla vender a través de nuestra página web», vaticina Paula.

Ilusión no les falta porque «buena parte del lúpulo que necesita la industria cervecera se está trayendo de otros países, porque en el nuestro no se cubre la demanda que existe». Lo tienen tan claro que su intención es instalarse en Quintana y trabajar en esa explotación, a la que ya le han añadido el valor de ser un lúpulo KM0, alavés. Así lo han valorado cerveceros artesanales, que han experimentado con las primeras cosechas de Quintana.