Ayer se celebró un acto de despedida a nuestra expresidenta Pilar Redondo, que falleció en León el pasado día 6. El acto tuvo lugar en la iglesia de Jesús Obrero. Estuvo dirigida por Carlos Fraile, sacerdote jesuita que coincidió durante muchos años con Pilar, acompañado por el también jesuita Javier Fernández, antiguo director de Jesús Obrero y por Diego Bande, actual responsable de Misión en Egibide.
En un ambiente muy cercano y familiar, empezó la ceremonia a las 7 de la tarde y Tere Barcenilla, secretaria de Dirección de Egibide, se encargó de la primera lectura. En el momento del sermón, subió al altar Marisa, que compartió con Pilar los primeros años como docentes mujeres, y nos recordó muchos aspectos de la vida de Pilar en el Centro. Seguidamente, un sobrino de Pilar quiso subir a agradecer las emotivas y cariñosas palabras de Marisa.
El director de Egibide, Natxo Eguizabal, se encargó de las oraciones anteriores al ofertorio y casi sin enterarnos, llegamos a la Comunión. Después de un breve momento de meditación, Iñaki Jiménez, miembro de SECOT y antiguo profesor de Egibide, quiso sumarse a la celebración y tomó la palabra para recordar su grata experiencia con Pilar. Quiso remarcar, en unas palabras similares a las de Marisa, las virtudes de Pilar.
Resumió su paso por SECOT, indicando que Pilar había sido una persona comprometida con todo lo que caía en sus manos, ilusionada a la hora de hacer cualquier cosa y reconocida por sus compañeros, entidades e instituciones. Un buen ejemplo fue el homenaje recibido unos meses antes, de manos de la Delegación de Madrid de SECOT y el Ayuntamiento Vitoriano.
Para finalizar, Iñaki recurrió a remarcar ese reconocimiento mostrado en ese acto, para animar a todos a seguir con ilusión para llegar a comprometerse en todo lo que se haga.
Con la seguridad de que la ayuda de Pilar iba a ser fundamental para conseguirlo, Carlos Fraile nos animó a cantar un cántico a la Virgen.
Un intercambio de abrazos, recuerdos y deseos de felicidad entre todos los que nos citamos en Jesús Obrero ponía el punto final a un acto entrañable que sirvió para recordar a la querida Pilar.
Estamos seguros de que su espíritu seguirá vivo en Egibide y en SECOT, para continuar lo que ella sembró en ambas familias.
Hasta siempre, Pilar.