Cuando casi todos seamos centenarios.

 

 Autor: Jorge Pérez de Heredia.

Nota: Esta entrada refleja la opinión de su autor. En ningún caso debe entenderse como la opinión formal de Secot-Álava.

Hace un par de días he leído este texto, me ha parecido que merece la pena compartirlo, en este momento que nos estamos planteando la actividad allende la jubilación.

Un grupo de expertos médicos debate en el Círculo de Empresarios sobre las expectativas de vida y las consecuencias de que una de cada cuatro personas sea mayor de 80 años en poco tiempo.

«La expectativa máxima de vida no ha variado, está en torno a los 111 años de edad, pero sí la cantidad de gente que razonablemente puede esperar a llegar a esa edad, que para el año 2030 puede ser de más de 40.000 personas solo en España», advirtió el catedrático de fisiología de la Universidad de Valencia José Viña durante la primera de las jornadas que el Círculo de Empresarios y la Fundación Transforma dedicarán durante este año a la longevidad.

La mesa redonda, moderada por el doctor Mario Alonso Puig, ‘fellow’ en cirugía por la Harvard Medical School, versó sobre la nueva realidad que convierte a personas de 70, 80 o 90 años en «individuos con mucha juventud acumulada, pero no en viejos inútiles«, según recalcó Puig, que hizo hincapié en que el «talento senior», uno de los títulos del evento, «no se debe desaprovechar porque la experiencia y la sabiduría que dan los años no se pueden desdeñar».

La conferencia arrancó con unas palabras de Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios y de Eduardo Serra, cabeza visible de la Fundación Transforma España.

Ambos recalcaron el papel esencial que la nueva expectativa de vida tendrá sobre la economía y los necesarios cambios de mentalidad que ello debería de conllevar socialmente.

Rafael Puyol, catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, incidió en el mismo aspecto, subrayando que el hecho de que la jubilación sea a los 65 años distorsiona completamente la realidad de las capacidades laborales de las personas de esa edad a día de hoy y, además, hace insostenible el sistema de las pensiones tal y cómo está concebido:

«La pirámide demográfica ha adquirido una forma que hace que haya que pensar en otra fórmula para retribuir a los jubilados», sostuvo. «Probablemente, podemos esperar que esos individuos tienen aún por delante más de 30 años de vida».

En total, la previsión es que en 2030 11,7 millones de españoles superen esa edad, «lo que supone el 25% de la población en su conjunto». De ellos, además, 3,6 millones tendrán más de 80 años. «Obviamente van a faltar trabajadores para tanto gasto», sentenció el profesor. Una situación que también hizo reflexionar a los ponentes sobre el creciente gasto farmacéutico y sanitario como una realidad que va a condicionar la economía de los países desarrollados.

Viña disertó sobre los condicionantes de esa altísima expectativa de vida y también profundizó en sus causas. «Los factores que hacen que una persona viva muchos años son de tipo genético, el principal, que no tenga enfermedades, que no sufra accidentes inesperados y que tenga unos hábitos de vida saludables, que fundamentalmente remiten a la dieta y a la actividad física», desgranó el doctor. Entre sus muchos experimentos y publicaciones en revistas de prestigio mundial, el facultativo recordó un experimento con dos conventos de monjas en el que a unas les daban dos copas de vino al día y a las otras no.

Los niveles de aparición del J53, uno de los genes inhibidores del cáncer, habían aumentado entre las religiosas que tomaban sus copas de vino, mientras que el de las que no permanecía igual.

Talento desperdiciado. Unas tesis respaldadas por José Antonio Serra, Jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón, que recordó a una serie de personas célebres que mantienen su actividad a pesar de su avanzadísima edad. Para remarcar los cambios físicos y en el mercado laboral que suponen los cambios de salud en las personas mayores, Serra usó un argumento demoledor. «Cuando se establecieron las normas de la jubilación solo uno de cada 100 trabajadores llegaba a los 65 años; hoy en día, llegan 95 de cada 100″.

El doctor Puig también hizo referencia a estas personas mayores que siguen en activo, algunos centenarios, como el doctor británico Bill Frankland o el profesor y científico australiano Bill Goodall. «Son gente que se mantiene activa, no está abandonada, y eso es muy importante también para mantener la salud», explicó Puig, que subrayó que «los procesos físicos y los mentales no se pueden separar, son el reverso y el anverso de una misma realidad». De ese modo, las personas mayores tienen que mantenerse activas y no solo físicamente. «Su talento no lo puede desperdiciar la sociedad, sobre todo cuando representen a uno de cada cuatro ciudadanos, es demasiada gente echada a la cuneta, no nos lo podemos permitir».

A ese respecto, recordó una anécdota del alpinista Carlos Soria, de 79 años, cuando al intentar hollar la cumbre del Everest, a pocos metros de la cima, decidió darse la vuelta y regresar al campamento base. El sherpa que lo acompañaba se sorprendió pues ya les quedaba muy poco. Soria intuyó el peligro. Al día siguiente supieron que ocho montañeros coreanos que sí intentaron subir poco después de que ellos renunciaran habían fallecido. «La experiencia es capital», ejemplificó Puig.