Fuente: El Correo
Ander Carazo
La Fundación Vital y la Diputación presentan NagusiLab, que persigue la creación de una «red social y de cuidados» para que los más veteranos puedan vivir en sus casas el mayor tiempo posible.
Uno de cada cinco alaveses tiene más de 65 años. Esa tasa se dispara cuando se trata de la zona rural. «Somos muchos y vamos a ser más. Somos mayores y vamos a serlo más», avisó este lunes Javier Fernández de Trocóniz, presidente de Secot (Asociación de Voluntariado senior de Asesoramiento Empresarial) en Álava. Él es uno de los participantes en el proyecto NagusiLab, que respaldan la Fundación Vital y la Diputación junto al colectivo ArteHazia, que persigue crear una «red social de atención y cuidados» para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que más años suman y que puedan quedarse en sus hogares el mayor tiempo posible.
Este proyecto, que resultó beneficiario de las ayudas Covid-19 de la Vital, se divide en tres líneas: determinar cómo tienen ser las viviendas y las ciudades para que los mayores puedan disfrutar de ellas, la eliminación de actitudes y estereotipos, y los puntos débiles a la hora de crear una red de cuidados. Sus resultados no se ceñirán a meras propuestas, sino que se traducirán en tres prototipos a partir de abril.
La coordinadora de Artehazia, Miren Martín, explicó que NagusiLab no trabaja en decidir «cómo queremos que vivan las personas mayores de hoy en día, sino en cómo queremos estar nosotros» en el futuro. «Estamos trabajando para toda la población, no sólo para los que ahora tienen más edad. Que seamos nosotros mismos quienes decidamos cómo queremos que sea nuestro futuro», reclamó.
Para eso, Martín planteó que es imprescindible «dejar atrás eso de: «ama, tienes que vender tu casa para ir a un piso más pequeño» y concienciarse de que la gente tiene capacidad suficiente para decidir». Por eso, esta iniciativa plantea reforzar el papel de este colectivo «con la eliminación de actitudes y estereotipos». «Es demasiado frecuente oír a las personas mayores decir que no quieren ser una carga, que no pretenden dar guerra. La verdad es que queremos cuidar de nosotros mismos y sobrellevar las limitaciones que nos vayan llegando», comentó Javier Fernández de Trocóniz.
Los grupos de NagusiLab están compuestos por profesionales de los servicios sociales, jóvenes, estudiantes, personas inmigrantes, gente con discapacidad física y, como es obvio, mayores, pero también por agentes que provienen del mundo de la cultura para aportar un punto de vista alternativo. «Se ha buscado realizar un proyecto intergeneracional, con personas de diferentes profesiones, formaciones, procedencias, culturas y religiones».
«Nuevo modelo»
Un plan que va en la misma dirección que el programa Etxean Bai’ que ahora impulsa el Departamento foral de Políticas Sociales, que dirige Emilio Sola, por lo que no dudó en participar.
«La mayoría de las personas queremos envejecer en nuestro hogar. Partiendo de ese deseo, vamos a abordar un nuevo modelo de atención a las personas de atención en el domicilio», apostó el diputado, quien reconoció que las aportaciones de NagusiLab se tomarán en cuenta para mejorar las políticas.
«¿,Estamos las instituciones, la sociedad, las ciudades o el territorio preparados para cubrir las necesidades de las personas mayores en el futuro?», cuestionó Axier Urresti, director ejecutivo de las Fundaciones Vital, con el objetivo de evidenciar la necesidad de abordar este asunto y no postergarlo más.